Periodo Colonial En
Chile
En Chile, este período se sitúa entre principios
del siglo XVII y principios del siglo XIX. En esta fase se fue asentando una
sociedad nueva y se afianzó la institucionalidad del reino, delimitándose una
frontera en el río Biobío, donde por siglos convivieron de manera pacífica,
bélica y alternada españoles y mapuches. Esta zona fronteriza se convirtió en
un área de particular mestizaje, donde se fundieron tradiciones españolas e
indígenas.
El primer gobernador de la colonia es Alonso de
Ribera, quien llega a nuestro país en 1601 y que, al contactarse con la
situación local, se da cuenta de que no se puede seguir combatiendo con las
milicias vecinales, sino que es necesario organizar un ejército permanente.
Para tal efecto pide autorización al rey, quien ordenó –en 1604– enviar, desde
las cajas reales de Perú, un real situado para poder pagarles a los
1.500 hombres que conforman este ejército. Considera, además, un esfuerzo
inútil fundar ciudades y fuertes dentro del territorio mapuche y propone
establecer una línea fronteriza fortificada.
La economía chilena de la época se organizó, por
una parte, en torno al desarrollo de las riquezas mineras del virreinato del
Perú, cuyo símbolo fue Potosí. Chile enviaba mulas para el transporte y
productos como cereales, frutas secas, vino, aguardiente, telas, ponchos,
frazadas, lona, cuerdas, maderas, cueros, vellones, charqui y sebo como materia
prima para elaborar velas y jabón.
El Norte Chico fue el centro de la minería del
cobre que se enviaba a España y regresaba convertido en bronce o en cañones.
A fines del siglo XVII, la producción de trigo
adquirió importancia, sobre todo en la exportación al Perú, pues los cultivos
de este país se vieron afectados primero con un terremoto que destruyó las
instalaciones de las haciendas y las obras de regadío de los distritos
productores de cereales cercanos a Lima y, luego, con la plaga del polvillo
negro que arruinó las cosechas por varios años. Se cultivó trigo en la zona
central del país y en regiones como La Serena y Concepción.
Con el dinero que se obtenía de la exportación se
compraba a los comerciantes limeños azúcar, cacao, tabaco y también las
manufacturas españolas y europeas como papel, hierro, géneros, quincallería,
alhajas, espejos, muebles y armas, que consumían los grupos más adinerados de
la población.
Así –a medida que transcurre el siglo XVII–, las
faenas agropecuarias van teniendo mayor importancia, ya que anteriormente el
papel principal lo había ocupado la explotación minera. La tenencia de la
tierra es cada vez más importante, pues entrega no solamente bienestar
material, sino también poder político y prestigio social.
La mano de obra, luego del enorme descenso
sufrido por la población de los pueblos originarios, se obtenía alquilándola a
los encomenderos o contratando también a nativos libres, cuyos derechos estaban
estipulados en un documento llamado asiento de indios. Se recurrió
también a la compra de esclavos, que se obtenían por medio de los prisioneros
de guerra, la compra de siervos negros, cuya presencia había aumentado
considerablemente en las primeras décadas del siglo XVII, y a los mestizos, que
se habían convertido en peones asalariados.
La moneda casi desapareció, pues los yacimientos
de oro y de plata explotados en Copiapó no pudieron sustituir a los lavaderos
de oro perdidos en el sur. Se dificultaron las transacciones externas y la
circulación interna, por lo que se utilizó el trueque. La escasa moneda que
circulaba era la que se acuñaba en Perú. Frente a esta situación, la corona
ordenó que el situado se enviara en dinero. Los intereses que giraban a su
alrededor hicieron que sus remesas se demoraran haciendo más complicada la
economía chilena.
La manifestación artística del mestizaje en este
siglo fue el barroco con inspiración religiosa. En Chile se construyeron
espléndidos templos, pero se ha conservado solamente el de San Francisco en
Santiago, cuya edificación se comenzó en el siglo XVI (en el sitio educativo “Mira tú”, puedes recorrer de forma entretenida esta
iglesia). Se destacó el peruano Juan Zapaca Inga, que fue el único que firmó
sus obras. También la crónica siguió siendo el género literario preferido y sus
temas principales eran fundamentalmente las prolongadas guerras de conquista.
Una obra que puede destacarse en este período fue la Historia General
del Reino de Chile, Flandes Indiano del jesuita Diego de Rosales,
quien recorrió todo el país y logró hacer un acabado cuadro de la vida chilena
de su tiempo.
La Sociedad Colonial
La Guerra de Arauco que revisáramos
anteriormente, fue un factor importante para la configuración de la estructura
social en Chile durante el período colonial.
Como veíamos, la Guerra Ofensiva en busca de mano de obra indígena, hizo disminuir considerablemente el número de población nativa, lo que sumado a la rápida conquista de los territorios al norte del río Biobío, provocó una verdadera catástrofe demográfica en los grupos originarios; a ello hay que sumarle las enfermedades traídas por los conquistadores, los trabajos forzosos a los que fueron sometidos los indígenas y la propia composición de la hueste conquistadora, la cual formada casi en su totalidad por hombres, fue uno de los factores determinantes que explican el intenso mestizaje.
El paso del siglo XVI al XVII marcó además, una selección del contingente militar que venía al territorio chileno (Ejército Profesional) y la liberalización de labores militares para los descendientes de los primeros conquistadores, quienes pudieron dedicarse a otras labores en los territorios ya conquistados.
Durante la Colonia, la sociedad en los territorios conquistados, estuvo jerarquizada en base al color; de esta manera la población blanca ocupaba un lugar preponderante en la sociedad, distinguiéndose en ella dos grupos; por un lado existió un grupo minoritario de población blanca venida directamente desde España para ocupar los cargos políticos en la administración colonial (gobernadores, oidores de a Real Audiencia, etc), estaban de paso y recibían el nombre de peninsulares. El otro grupo correspondía a los hijos de los conquistadores nacidos en América, los cuales recibían el nombre de criollos. Este grupo, que con el tiempo se fue haciendo de la propiedad de las tierras, podía también participar políticamente en su órgano de representación; este era el Cabildo. Esta Aristocracia terrateniente era la que además se dedicaba a las actividades comerciales y podía acceder a las instituciones de educación, lo que le daba un importante prestigio cultural.
Como veíamos, la Guerra Ofensiva en busca de mano de obra indígena, hizo disminuir considerablemente el número de población nativa, lo que sumado a la rápida conquista de los territorios al norte del río Biobío, provocó una verdadera catástrofe demográfica en los grupos originarios; a ello hay que sumarle las enfermedades traídas por los conquistadores, los trabajos forzosos a los que fueron sometidos los indígenas y la propia composición de la hueste conquistadora, la cual formada casi en su totalidad por hombres, fue uno de los factores determinantes que explican el intenso mestizaje.
El paso del siglo XVI al XVII marcó además, una selección del contingente militar que venía al territorio chileno (Ejército Profesional) y la liberalización de labores militares para los descendientes de los primeros conquistadores, quienes pudieron dedicarse a otras labores en los territorios ya conquistados.
Durante la Colonia, la sociedad en los territorios conquistados, estuvo jerarquizada en base al color; de esta manera la población blanca ocupaba un lugar preponderante en la sociedad, distinguiéndose en ella dos grupos; por un lado existió un grupo minoritario de población blanca venida directamente desde España para ocupar los cargos políticos en la administración colonial (gobernadores, oidores de a Real Audiencia, etc), estaban de paso y recibían el nombre de peninsulares. El otro grupo correspondía a los hijos de los conquistadores nacidos en América, los cuales recibían el nombre de criollos. Este grupo, que con el tiempo se fue haciendo de la propiedad de las tierras, podía también participar políticamente en su órgano de representación; este era el Cabildo. Esta Aristocracia terrateniente era la que además se dedicaba a las actividades comerciales y podía acceder a las instituciones de educación, lo que le daba un importante prestigio cultural.
(Imagen que representa a una familia de los
grupos privilegiados durante la colonia; en ella se aprecian vestuario y
ciertos gustos)
Bajo este grupo, se encontraba la población
mestiza, la cual se constituyó en el grupo más numeroso de la sociedad
colonial. Como veíamos anteriormente, fueron mayoritariamente el resultado de
la mezcla del hombre blanco con la mujer indígena debido a la composición de la
hueste conquistadora. Durante la Colonia, los mestizos fueron la principal
fuente de mano de obra, la cual a través del sistema de inquilinaje o peonaje
se dedicaba a las labores agrícolas y ganaderas en las Haciendas. La principal
dificultad de los grupos mestizos se daba por su origen bicultural, lo que no
les permitía ser aceptado en ninguno de los grupos de origen, y además, en una
sociedad jerarquizada, tendían a ser despreciados, lo que llevó a mucho de
ellos a “blanquearse”; es decir, tratar de asemejarse al padre blanco (en
cuanto a lenguaje, costumbres, etc) abandonando las costumbres indígenas.
(Algunos oficios comerciales desempeñados por
mestizos en la Colonia)
La población indígena había disminuido
considerablemente según lo que hemos explicado y su mayor número se encontraba
en el territorio al sur del Biobío. Con respecto a los otros grupos que se
ubicaban en la parte inferior de la estructura social, los mulatos y zambos
también correspondían a mezclas raciales; en el primer caso entre blancos y
negros, y en el segundo entre indígenas y negros. Estos grupos ocupaban la base
de la pirámide social junto con la población negra que llegó al país como mano
de obra esclava, no siendo muy significativos en términos numéricos debido a su
alto costo (al tener que adquirirlos en las ferias comerciales en el Caribe) y
a que no eran tan necesarios debido a la gran cantidad de mano de obra mestiza
existente.
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