martes, 14 de junio de 2016

Periodo Colonial en Chile




Periodo Colonial En  Chile
En Chile, este período se sitúa entre principios del siglo XVII y principios del siglo XIX. En esta fase se fue asentando una sociedad nueva y se afianzó la institucionalidad del reino, delimitándose una frontera en el río Biobío, donde por siglos convivieron de manera pacífica, bélica y alternada españoles y mapuches. Esta zona fronteriza se convirtió en un área de particular mestizaje, donde se fundieron tradiciones españolas e indígenas.
El primer gobernador de la colonia es Alonso de Ribera, quien llega a nuestro país en 1601 y que, al contactarse con la situación local, se da cuenta de que no se puede seguir combatiendo con las milicias vecinales, sino que es necesario organizar un ejército permanente. Para tal efecto pide autorización al rey, quien ordenó –en 1604– enviar, desde las cajas reales de Perú, un real situado para poder pagarles a los 1.500 hombres que conforman este ejército. Considera, además, un esfuerzo inútil fundar ciudades y fuertes dentro del territorio mapuche y propone establecer una línea fronteriza fortificada.
La economía chilena de la época se organizó, por una parte, en torno al desarrollo de las riquezas mineras del virreinato del Perú, cuyo símbolo fue Potosí. Chile enviaba mulas para el transporte y productos como cereales, frutas secas, vino, aguardiente, telas, ponchos, frazadas, lona, cuerdas, maderas, cueros, vellones, charqui y sebo como materia prima para elaborar velas y jabón.
El Norte Chico fue el centro de la minería del cobre que se enviaba a España y regresaba convertido en bronce o en cañones.
A fines del siglo XVII, la producción de trigo adquirió importancia, sobre todo en la exportación al Perú, pues los cultivos de este país se vieron afectados primero con un terremoto que destruyó las instalaciones de las haciendas y las obras de regadío de los distritos productores de cereales cercanos a Lima y, luego, con la plaga del polvillo negro que arruinó las cosechas por varios años. Se cultivó trigo en la zona central del país y en regiones como La Serena y Concepción.
Con el dinero que se obtenía de la exportación se compraba a los comerciantes limeños azúcar, cacao, tabaco y también las manufacturas españolas y europeas como papel, hierro, géneros, quincallería, alhajas, espejos, muebles y armas, que consumían los grupos más adinerados de la población.
Así –a medida que transcurre el siglo XVII–, las faenas agropecuarias van teniendo mayor importancia, ya que anteriormente el papel principal lo había ocupado la explotación minera. La tenencia de la tierra es cada vez más importante, pues entrega no solamente bienestar material, sino también poder político y prestigio social.
La mano de obra, luego del enorme descenso sufrido por la población de los pueblos originarios, se obtenía alquilándola a los encomenderos o contratando también a nativos libres, cuyos derechos estaban estipulados en un documento llamado asiento de indios. Se recurrió también a la compra de esclavos, que se obtenían por medio de los prisioneros de guerra, la compra de siervos negros, cuya presencia había aumentado considerablemente en las primeras décadas del siglo XVII, y a los mestizos, que se habían convertido en peones asalariados.
La moneda casi desapareció, pues los yacimientos de oro y de plata explotados en Copiapó no pudieron sustituir a los lavaderos de oro perdidos en el sur. Se dificultaron las transacciones externas y la circulación interna, por lo que se utilizó el trueque. La escasa moneda que circulaba era la que se acuñaba en Perú. Frente a esta situación, la corona ordenó que el situado se enviara en dinero. Los intereses que giraban a su alrededor hicieron que sus remesas se demoraran haciendo más complicada la economía chilena.
La manifestación artística del mestizaje en este siglo fue el barroco con inspiración religiosa. En Chile se construyeron espléndidos templos, pero se ha conservado solamente el de San Francisco en Santiago, cuya edificación se comenzó en el siglo XVI (en el sitio educativo “Mira tú”, puedes recorrer de forma entretenida esta iglesia). Se destacó el peruano Juan Zapaca Inga, que fue el único que firmó sus obras. También la crónica siguió siendo el género literario preferido y sus temas principales eran fundamentalmente las prolongadas guerras de conquista. Una obra que puede destacarse en este período fue la Historia General del Reino de Chile, Flandes Indiano del jesuita Diego de Rosales, quien recorrió todo el país y logró hacer un acabado cuadro de la vida chilena de su tiempo.
La Sociedad Colonial
La Guerra de Arauco que revisáramos anteriormente, fue un factor importante para la configuración de la estructura social en Chile durante el período colonial.
Como veíamos, la Guerra Ofensiva en busca de mano de obra indígena, hizo disminuir considerablemente el número de población nativa, lo que sumado a la rápida conquista de los territorios al norte del río Biobío, provocó una verdadera catástrofe demográfica en los grupos originarios; a ello hay que sumarle las enfermedades traídas por los conquistadores, los trabajos forzosos a los que fueron sometidos los indígenas y la propia composición de la hueste conquistadora, la cual formada casi en su totalidad por hombres, fue uno de los factores determinantes que explican el intenso mestizaje.
El paso del siglo XVI al XVII marcó además, una selección del contingente militar que venía al territorio chileno (Ejército Profesional) y la liberalización de labores militares para los descendientes de los primeros conquistadores, quienes pudieron dedicarse a otras labores en los territorios ya conquistados.
Durante la Colonia, la sociedad en los territorios conquistados, estuvo jerarquizada en base al color; de esta manera la población blanca ocupaba un lugar preponderante en la sociedad, distinguiéndose en ella dos grupos; por un lado existió un grupo minoritario de población blanca venida directamente desde España para ocupar los cargos políticos en la administración colonial (gobernadores, oidores de a Real Audiencia, etc), estaban de paso y recibían el nombre de peninsulares. El otro grupo correspondía a los hijos de los conquistadores nacidos en América, los cuales recibían el nombre de criollos. Este grupo, que con el tiempo se fue haciendo de la propiedad de las tierras, podía también participar políticamente en su órgano de representación; este era el Cabildo. Esta Aristocracia terrateniente era la que además se dedicaba a las actividades comerciales y podía acceder a las instituciones de educación, lo que le daba un importante prestigio cultural.
(Imagen que representa a una familia de los grupos privilegiados durante la colonia; en ella se aprecian vestuario y ciertos gustos)

Bajo este grupo, se encontraba la población mestiza, la cual se constituyó en el grupo más numeroso de la sociedad colonial. Como veíamos anteriormente, fueron mayoritariamente el resultado de la mezcla del hombre blanco con la mujer indígena debido a la composición de la hueste conquistadora. Durante la Colonia, los mestizos fueron la principal fuente de mano de obra, la cual a través del sistema de inquilinaje o peonaje se dedicaba a las labores agrícolas y ganaderas en las Haciendas. La principal dificultad de los grupos mestizos se daba por su origen bicultural, lo que no les permitía ser aceptado en ninguno de los grupos de origen, y además, en una sociedad jerarquizada, tendían a ser despreciados, lo que llevó a mucho de ellos a “blanquearse”; es decir, tratar de asemejarse al padre blanco (en cuanto a lenguaje, costumbres, etc) abandonando las costumbres indígenas.

(Algunos oficios comerciales desempeñados por mestizos en la Colonia)
La población indígena había disminuido considerablemente según lo que hemos explicado y su mayor número se encontraba en el territorio al sur del Biobío. Con respecto a los otros grupos que se ubicaban en la parte inferior de la estructura social, los mulatos y zambos también correspondían a mezclas raciales; en el primer caso entre blancos y negros, y en el segundo entre indígenas y negros. Estos grupos ocupaban la base de la pirámide social junto con la población negra que llegó al país como mano de obra esclava, no siendo muy significativos en términos numéricos debido a su alto costo (al tener que adquirirlos en las ferias comerciales en el Caribe) y a que no eran tan necesarios debido a la gran cantidad de mano de obra mestiza existente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario